
Este no es un elogio a la canción silvestrista, esa que anda de goma en la radio colombiana. Es una entrega personalizada de sentimientos lejanos. Por estos días recordé un ejercicio de creación artística que alguna vez tuve que afrontar. Era necesario componer un escrito, a manera de soliloquio, en el que se expresara lo que me gusta. Va el resultado:
ME GUSTA
El olor a mujer joven recién bañada; las manos delgadas, suaves y de uñas largas; la amalgama resultante de la unión de la mantequilla y la mermelada de fresa; el pan enriquecido con queso y el chocolate que prepara la abuela; Las mañanas pintadas de azul Caribe y las tardes cubiertas de verde andino. Las uvas recubiertas con chocolate bailando entre mi boca. Los libros extensos de capítulos cortos; la viscosidad de las descripciones sensoriales de Lovecraft y los melancólicos gritos de Baudelaire; Los universos de Tim Burton en las noches de domingo y las tardes de sábado con acelerado ritmo de Oliver Stone; El elixir multicolor del mar de San Andrés, la mirada cómplice y la mano amiga en Barraquilla, el jugo de mandarina en las calles de Cartagena, el aroma de las montañas de Medellín y la irreverente agonía de las tardes bogotanas.
El olor a mujer joven recién bañada; las manos delgadas, suaves y de uñas largas; la amalgama resultante de la unión de la mantequilla y la mermelada de fresa; el pan enriquecido con queso y el chocolate que prepara la abuela; Las mañanas pintadas de azul Caribe y las tardes cubiertas de verde andino. Las uvas recubiertas con chocolate bailando entre mi boca. Los libros extensos de capítulos cortos; la viscosidad de las descripciones sensoriales de Lovecraft y los melancólicos gritos de Baudelaire; Los universos de Tim Burton en las noches de domingo y las tardes de sábado con acelerado ritmo de Oliver Stone; El elixir multicolor del mar de San Andrés, la mirada cómplice y la mano amiga en Barraquilla, el jugo de mandarina en las calles de Cartagena, el aroma de las montañas de Medellín y la irreverente agonía de las tardes bogotanas.
Es obvio que lo anterior no tiene gran valor literario, pero tal vez mucho significado sentimental referente a la época en que lo escribí. Sabiendo que son pocos los ojos que se deslizan por estas líneas quice compartirlo, pues sus palabras han cultivado cariño para con ustedes (cada quien sabe quien es).
Pd. El agradecimiento para Doctora (rosametal), Psiqueann, Pepa e Iván Andrade.
1 comentario:
Cuando lo leí recordé a cierto estilo de textos que he leído, como si me evocaras tiempos y espacios del romanticismo. Eso es bien bonito, porque las descripciones toman un sentido sensorial. Y eso es la locura. :)
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