
Muchas cosas han pasado por estos días, pero como el acose laboral no da tregua, no había tenido tiempo de entregarme a la escritura de este blog al que se le empieza a coger cariño, al igual que a sus visitantes, en cuyo honor erigí una sección que encontrarán a mano izquierda, es decir, la del corazón.
A veces hay muchas cosas por decir, pero no se dice nada. Y esto me suele pasar. Ya son varias las ocasiones en las que he querido explayarme en verbo frente a alguna circunstancia cotidiana y no he dicho nada. Por ejemplo, me encantaría cantarle la tabla a esa persona a la que le presté dinero y que ahora ha desaparecido de la faz de mis días, pues según parece, la deuda ha ocultado su hermosa personalidad. Vaya lío. Comprendo que a veces no hay ni para el bus, pero es importante dar la cara, no?
Lo mismo sucedió con una personaje a la que conocí cuando aún deambulaba por las aulas universitarias. Muy gentilmente le presté el libro “Cenizas de Ángela”. No es que sea el mejor libro del mundo, pero era original y era mío. Digo era, porque el dichoso libro parece ya no existe; la señorita, menos. Ambos fueron consumidos por la llama eterna y ahora hacen parte de sus propias cenizas. Lo lamentable es que estoy seguro de que la niña jamás lo leyó.
Hay circunstancias peores. Alguna vez, ya hace algunos años, una ex anduvo de visita por mi casa. Vimos una película, escuchamos música, bueno, se hizo lo humanamente posible, el caso es que la niña tuvo que irse, y yo, como buen Caballero Inexistente, la acompañé hasta su apartamento. Luego de algunos meses, la relación terminó, pero por casualidades de la vida resulté de nuevo en su apartamento, junto con otras personas. Estuvimos departiendo y, tentado por mi curiosidad, me dediqué a repasar los libros que había en su reducida biblioteca. Oh sorpresa, dentro de la fila de libros, una compilación de cuentos de Edgar Allan Poe, de la colección Cara y Cruz, no había visto uno así en años, lo estuve ojeando y descubrí que misteriosamente tenía mi firma. Ella no solo rompió mi corazón sino que se robó mi libro de cuentos. Cruel mujercita que con su belleza encegueció mi cordura.
Espero sus comentarios con fervor adolescente y curiosidad infantil.
-
Pd. El agradecimiento va para la Psico-señorita, Doctora Capital y Pepa, a quienes debo enormes sonrisas y buenos momentos de lectura.
A veces hay muchas cosas por decir, pero no se dice nada. Y esto me suele pasar. Ya son varias las ocasiones en las que he querido explayarme en verbo frente a alguna circunstancia cotidiana y no he dicho nada. Por ejemplo, me encantaría cantarle la tabla a esa persona a la que le presté dinero y que ahora ha desaparecido de la faz de mis días, pues según parece, la deuda ha ocultado su hermosa personalidad. Vaya lío. Comprendo que a veces no hay ni para el bus, pero es importante dar la cara, no?
Lo mismo sucedió con una personaje a la que conocí cuando aún deambulaba por las aulas universitarias. Muy gentilmente le presté el libro “Cenizas de Ángela”. No es que sea el mejor libro del mundo, pero era original y era mío. Digo era, porque el dichoso libro parece ya no existe; la señorita, menos. Ambos fueron consumidos por la llama eterna y ahora hacen parte de sus propias cenizas. Lo lamentable es que estoy seguro de que la niña jamás lo leyó.
Hay circunstancias peores. Alguna vez, ya hace algunos años, una ex anduvo de visita por mi casa. Vimos una película, escuchamos música, bueno, se hizo lo humanamente posible, el caso es que la niña tuvo que irse, y yo, como buen Caballero Inexistente, la acompañé hasta su apartamento. Luego de algunos meses, la relación terminó, pero por casualidades de la vida resulté de nuevo en su apartamento, junto con otras personas. Estuvimos departiendo y, tentado por mi curiosidad, me dediqué a repasar los libros que había en su reducida biblioteca. Oh sorpresa, dentro de la fila de libros, una compilación de cuentos de Edgar Allan Poe, de la colección Cara y Cruz, no había visto uno así en años, lo estuve ojeando y descubrí que misteriosamente tenía mi firma. Ella no solo rompió mi corazón sino que se robó mi libro de cuentos. Cruel mujercita que con su belleza encegueció mi cordura.
Espero sus comentarios con fervor adolescente y curiosidad infantil.
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Pd. El agradecimiento va para la Psico-señorita, Doctora Capital y Pepa, a quienes debo enormes sonrisas y buenos momentos de lectura.
5 comentarios:
De vez en cuando me entra el remordimiento de no tener tanto amor con los libros. Igual creo que también viene dependiendo del significado que tome para uno ciertos objetos y ciertas cosas intangibles. Pero a mí me cuesta todavía querer tanto a un libro.
Hum, cuando yo compro un libro siento casi que estoy adoptando un hijo, me siento moralmente obligada a cuidarlo, a regañarlo, vestirlo si es necesario, entre otras nimiedades...
Me han robado un par de libros, bueno, más que un par. Pero no me duele tanto, los hijos también deben partir: siento que, aunque la persona que perpetró el robo no lo lea, tarde o temprano ese mismo librito llegara a manos de alguien cuya vida podría cambiar gracias a mi descuido.
Jejeje, siempre he fantaseado acerca del destino de mis libros...
Saludos, y que bueno que le esté cogiendo cariño al blog, eso significa que tendremos caballero inexistente un buen rato.
Solamente diré que amo los libros, no si tanto como ellos a mi jaja
Me encanta pasarme en las tiendas de libros, es como si estuviera un niño en una dulceria
Saludos
No joda si modifican la ley para cerrar las piramides esas, deberían modificarla para castigar a los ladrones de libros. yo no se que es lo que pasa, si la gente pensará que los libros son insignificantes, y que a uno le da igual que no se los devuelvan. Pero cuando uno presta un libro querido, presta un pedacito del alma, o al menos de la cabeza o el corazón, dependiendo del tema del libro jejejeje. Lamentablemente esos que no vuelven son los que en ocaciones hacen mas falta.
Te deseo una buena semana, besos y buenas lecturas
serà muy superfluo mi comentario pero yo tan bien he sido victima de los ladrones de libros....pero mas que rabia es dolor el que se siente, de saber que se ha perdido tan valiosa pieza, lo ùnico que se espera en ese momento es que el gran amigo de lo ajeno que se lo llevo, lo disfrute, ame y cuide tanto como uno..... un abrazo!!!!!!!!!1
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