
La sociedad contemporánea nos ha dejado un legado visual excluyente, en el que privilegiamos la perfección en el estereotipo del cuerpo humano a la hora de sentirnos atraídos por otro ser, en mi caso por una mujer.
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De esta manera, la figura esbelta, de brazos torneados, abdomen marcado, trasero redondo, cintura invisible y senos grandes, es la que impera, tanto en el imaginario público como en los cánones mediáticos.
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Se impone en las pasarelas europeas la belleza raquítica; en las gringas, la belleza exótica, del tipo andrógeno; y en las colombianas, bueno ya saben, de Natalia Paris, Paula Andrea Betancur y sus descendientes, no salimos.
Se impone en las pasarelas europeas la belleza raquítica; en las gringas, la belleza exótica, del tipo andrógeno; y en las colombianas, bueno ya saben, de Natalia Paris, Paula Andrea Betancur y sus descendientes, no salimos.
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La moda de la ‘pucheca de caucho’ está por doquier y en algunas ciudades colombianas ya es el común denominador. Peor aún, existen presuntos libretistas, disfrazados de escritores, que presumen de artistas al enarbolar la bandera de las ‘tetas enciliconadas’, como requisito indispensable para poder acceder al disfrute del paraíso.
La moda de la ‘pucheca de caucho’ está por doquier y en algunas ciudades colombianas ya es el común denominador. Peor aún, existen presuntos libretistas, disfrazados de escritores, que presumen de artistas al enarbolar la bandera de las ‘tetas enciliconadas’, como requisito indispensable para poder acceder al disfrute del paraíso.
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Este panorama artificial, ha logrado desgarrar la percepción sensorial de la mayoría, haciendo de los espejos, los odiosos amigos que nos muestran con su reflejo lo que no queremos ser.
Este panorama artificial, ha logrado desgarrar la percepción sensorial de la mayoría, haciendo de los espejos, los odiosos amigos que nos muestran con su reflejo lo que no queremos ser.
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En medio de este destello enceguecedor en el que nos encontramos, me he refugiado en el verdadero deleite de los sentidos, al dirigir mi atención hacia las formas primarias de lo humano, caracterizadas todas por la imperfección, atributo que a la luz de hoy, se me antoja delicioso.
En medio de este destello enceguecedor en el que nos encontramos, me he refugiado en el verdadero deleite de los sentidos, al dirigir mi atención hacia las formas primarias de lo humano, caracterizadas todas por la imperfección, atributo que a la luz de hoy, se me antoja delicioso.
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A mi que no me vengan con sus cuerpos aderezados a punta de gimnasio, agua y rigurosas dietas; alejen de mi el trasero firme –a punto de petrificarse-, los senos artificiales inflados con soluciones salinas; no quiero estómagos fabricados, tampoco narices respingadas.
A mi que no me vengan con sus cuerpos aderezados a punta de gimnasio, agua y rigurosas dietas; alejen de mi el trasero firme –a punto de petrificarse-, los senos artificiales inflados con soluciones salinas; no quiero estómagos fabricados, tampoco narices respingadas.
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A mí que me llegue la mujer tan hermosa como Dios la envió al mundo, con el trasero flácido –ese que se mueve al caminar, casi como si tuviera vida propia-, con los senos libres de implantes, los quiero suaves, blandos al tacto y tan descolgados como la gravedad lo deduzca, dejen que se muevan alegremente con cada paso, permitan que un ligero trote los columpie con sensualidad.
A mí que me llegue la mujer tan hermosa como Dios la envió al mundo, con el trasero flácido –ese que se mueve al caminar, casi como si tuviera vida propia-, con los senos libres de implantes, los quiero suaves, blandos al tacto y tan descolgados como la gravedad lo deduzca, dejen que se muevan alegremente con cada paso, permitan que un ligero trote los columpie con sensualidad.
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Admiro con respeto a esa niña de 19 años, de cola pequeña y senos grandes, también a la de 20, a la que la naturaleza no le dio senos, pero si donde sentarse. No dejo por fuera a la de 24, campeona de natación, cuya delgadez es compensada con la dulzura de sus ojos. Y que me dicen la de 30, la que carga dos gigantes ‘conejos’ más abajo de donde termina la espalda. No quiero dejar por fuera a la de 22, la que tiene sus kilotos de más, pero los tiene bien puestos.
Admiro con respeto a esa niña de 19 años, de cola pequeña y senos grandes, también a la de 20, a la que la naturaleza no le dio senos, pero si donde sentarse. No dejo por fuera a la de 24, campeona de natación, cuya delgadez es compensada con la dulzura de sus ojos. Y que me dicen la de 30, la que carga dos gigantes ‘conejos’ más abajo de donde termina la espalda. No quiero dejar por fuera a la de 22, la que tiene sus kilotos de más, pero los tiene bien puestos.
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Podría seguir enumerando imágenes en extremo eróticas para mi gusto, pero no esa mi intención, sólo quiero rendir un homenaje a la belleza natural, a ese tipo de mujer tremendamente sensual que te encuentras en el bus, o que te recibe las facturas en los bancos, la que contesta el teléfono en tu oficina, o la que genera estrategias de mercadeo, la que escribe poesía, la que lee cuentos, la que estudia medicina, la que se graduó también, pero sobre todo, y muy especialmente, a las que dejan comentarios en este blog.
Podría seguir enumerando imágenes en extremo eróticas para mi gusto, pero no esa mi intención, sólo quiero rendir un homenaje a la belleza natural, a ese tipo de mujer tremendamente sensual que te encuentras en el bus, o que te recibe las facturas en los bancos, la que contesta el teléfono en tu oficina, o la que genera estrategias de mercadeo, la que escribe poesía, la que lee cuentos, la que estudia medicina, la que se graduó también, pero sobre todo, y muy especialmente, a las que dejan comentarios en este blog.
4 comentarios:
hermosisímo post, aunq no se si sea la palabra adecuada, soy mujer "mujer normal" y he estado deacuerdo toda mi vida en q el cuerpo (buen cuerpo, para la concepción de todo el mundo)no es necesario para ser un ser maravilloso, la belleza real de una mujer, se ve en cada palabra dicha, en cada mirada dulce, en cada beso con amor...en fin en muchas cosas que caracterizan a una mujer y no a un maniqui sin alma.....me deleite leyendo este post. muy vacano saber que aun existen personas que se fijan en alguien mas halla de la apariencia....
Sucede muchas veces que esos estereotipos son la causa de tristezas y enfermedades en millones de mujeres alrededor del mundo. No saben cuanto daño hacen, los que los imponen.
Chevere que tengas una mentalidad distinta, eso asegura que consigas una buena mujer para tu vida je je je
Hey, que bueno ese punto de vista. Yo pienso que tambien en la belleza tiene que ver mucho qué tan bonita una se sienta. Igual, es una lástima que por más bonitas que nos sintamos, la mayoría de hombres se siguen rigiendo por la belleza clásica. Pero chevere que tengas esa visión. :)
Pues sí, hay hombres que no salen del estereotipo, otros a los que no les importa, y otros como usted a los que le gusta de todo un poquito (o mujeres como yo a las que nos gusta de todo un poquito, de hecho creo que a mi me gusta mucho de todo).
A veces fantaseo en los buses, con las mujeres a mi alrededor (con los hombres no, no son tan llamativos). No importa la edad o la contextura física, lo importante es imaginarmelas en pleno orgasmo. Eso hace mis días algo interesante, y me deja apreciar a la diosa que todas las mujeres llevan dentro (salvo yo... me es dificil imaginarme a mi misma...)
En fin, que pena semejante comentarote, pero está interesante el blog para estar empezando, ojalá siga así.
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